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10º Encuentro Ocular Surface Master Class

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Dr. Jesús H. Dávila Alquisiras, Dra. Cristina Pacheco

En el marco del 10º Encuentro Ocular Surface Master Class, organizado por Laboratorios Sophia, se reunió un destacado grupo de oftalmólogos con el objetivo de intercambiar experiencias, discutir avances científicos y analizar casos clínicos de alta relevancia para la práctica oftalmológica.

Durante el evento, el Dr. Jesús H. Dávila Alquisiras, adscrito al Hospital General de México “Dr. Eduardo Liceaga”, presentó un caso clínico que permitió profundizar en el abordaje diagnóstico y terapéutico de enfermedades con manifestaciones oculares complejas.

Por su parte, la Dra. Cristina Pacheco ofreció una exposición integral sobre la Artritis Reumatoide (AR), destacando su evolución clínica, fisiopatología y principales manifestaciones oftálmicas.

Caso clínico

Se trata de un paciente masculino de 68 años que inició su padecimiento actual el 30 de septiembre de 2024. El paciente acudió al servicio de oftalmología el sábado 12 de octubre del mismo año, refiriendo síntomas visuales de aparición progresiva. Considerando su edad y antecedentes clínicos, se decidió realizar una evaluación oftalmológica integral con el fin de descartar patologías de origen sistémico o degenerativo que pudieran comprometer la superficie ocular o la función visual.

Datos de identificación

Paciente masculino, conductor de mototaxi, que acude a consulta por cuadro clínico en ojo derecho (OD), caracterizado por lagrimeo, fotofobia y enrojecimiento ocular de varios días de evolución.

Historia de la enfermedad actual

El cuadro inició de forma espontánea, sin antecedentes de trauma ocular previo. Debido a la persistencia de los síntomas, el paciente acudió inicialmente a un hospital, donde se instauró tratamiento con:

  • Dexametasona de depósito en OD
  • Moxifloxacino en colirio, cada hora
  • Atropina al 1%, cada 8 horas
  • Hialuronato de sodio en colirio, cada hora

A pesar del manejo instaurado, la sintomatología no remitió completamente, por lo que fue referido para reevaluación y seguimiento especializado.

Antecedentes personales:

  • Artritis con una evolución aproximada de 15 a 20 años, con al menos un episodio documentado de artralgias. Refiere haber recibido vacunas como parte del tratamiento (esquema no especificado), con mejoría clínica posterior. Actualmente niega el uso de tratamiento sistémico.
  • Antecedente traumático: hospitalización por fractura de brazo, secundaria a caída desde su propia altura.

Exploración

OD   OS
PL AV 20/22
NV PIO 14 mmHg
  BMC QPS
Ecografía FO EXC. 04, retina aplicada

Se instauró tratamiento inicial con Moxifloxacino cada 2 horas, Netilmicina cada 2 horas y Vancomicina en solución oftálmica, 1 gota cada hora, como manejo antibiótico intensivo. Se complementó con Doxiciclina 100 mg cada 12 horas por vía sistémica, Tobramicina/Dexametasona (TP) cada 12 horas y hialuronato de sodio tres veces al día, como parte del soporte ocular y antiinflamatorio. Se solicitó interconsulta a reumatología, con cita asignada para septiembre de 2025. Se indicaron estudios de laboratorio complementarios: hemoglobina glucosilada, química sanguínea, anti-CCP, proteína C reactiva (PCR), factor reumatoide (FR) y velocidad de sedimentación globular (VSG). Se programó cita de seguimiento en 48 horas.

Al control a las 48 horas, el paciente presenta una presión intraocular (PIO) de 35 mmHg y una glucosa capilar de 99 mg/dL. No se cuenta con laboratorios adicionales al momento. Se mantiene el tratamiento actual con Dorzolamina/Timolol y Brimonidina cada 12 horas, y se agenda nueva cita para seguimiento en 48 horas.

Seguimiento a 4 días:

Disminuye el dolor y acude con los siguientes estudios:

·       PCR 192 mg/dL

·       FR: 128 Ul/mL

·       VSG: 14 mm/hr

·       AntiCCP >2,000U/mL

·       EGO: Normal

·       Hb Gluco: 6.1%

 

·       Hb 16.1 g/dL

·       Htc: 47%

·       Plaquetas: 325 10×3/uL

·       Linfo: 8.3 325 10×3/uL

·       Glucosa: 106 mg/dL

·       Cr: 0.91 mg/dL

·       Urea 34 mg/dL

 

Tratamiento

Se continúa con el mismo esquema terapéutico, manteniendo la Metformina 500 mg cada 12 horas. Simultáneamente, se gestiona interconsulta urgente con el servicio de Reumatología para valoración especializada.

Seguimiento a 1 semana: El paciente refiere disminución del dolor y ardor tras la aplicación de las gotas, mostrando mejoría sintomática.

Seguimiento a 2 semanas: El paciente presenta aumento del dolor. Reumatología descarta clínicamente enfermedad reumatológica. Se indicó repetir laboratorios institucionales (control en 6 meses de forma ambulatoria) y radiografía de manos institucional (control en 3 meses ambulatorio).

Tratamiento: Se valora por departamento de Uveítis. Se inicia Deflazacort 30 mg cada 24 horas e indometacina 25 mg cada 12 horas. El resto del tratamiento se mantiene igual. Se solicitan laboratorios: VDRL, PPD y HIV.

Seguimiento a 3 semanas: El paciente refirió un incremento progresivo del dolor ocular, acompañado de un enrojecimiento ocular más intenso. El dolor fue descrito como punzante, persistente y con una exacerbación notable al realizar movimientos oculares.

El tratamiento en la tercera semana incluyó la valoración por el Departamento de Uveítis, con inicio de Deflazacort 15 mg cada 24 horas e Indometacina 25 mg cada 12 horas, sin modificaciones en el resto del esquema terapéutico. Además, se administraron tres dosis de Gentamicina fortificada por vía subconjuntival, con una frecuencia de aplicación cada 48 horas. Al primer mes, el tratamiento consistió en Doxiciclina 100 mg cada 8 horas, Timolol cada 12 horas, Tropicamida con Fenilefrina cada 8 horas, Moxifloxacino cada 4 horas alternando con vancomicina en el mismo intervalo, y Hialuronato de Sodio cada 4 horas.

Bajo el seguimiento del servicio de reumatología, el paciente no presentó signos clínicos ni paraclínicos compatibles con enfermedad sistémica. Se observó elevación de anticuerpos anti-CCP, posiblemente relacionada con el antecedente de tabaquismo. El manejo instaurado incluyó esteroides a una dosis de 0.5 mg/kg/día, sin indicación de inmunosupresión en este momento.

Laboratorios 3 meses (Internamiento)

Anti-CCP: 1,200 U/mL

SS-A 2.06 U/mL

SSB: 2.15 U/mL

C-ANCA: 3.04 U/mL

P-ANCA: 3.99 U/mL

 

Leucos: 8.20 10×3/uL

Hb: 16.80 g/dL

Htc: 49.3%

Plaquetas: 256.00 10×3/uL

Glucosa: 82 mg/dL

Cr: 0.79 mg/dL

EGO: Normal

PFH: Normal

 

Seguimiento 2 días del recubrimiento

  • Asintomático
  • Prednisona 50mg VO c/24hrs
  • Doxiciclina 100mg c/12h
  • Moxifloxacino 1 gota c/4 hrs
  • Timolol/Dorzolamida c/12 hrs
  • Tropicamida/Felinefrina c/12 hrs
  • Hialuronato de sodio c/4 h
  • Suero autologo c/3h

Seguimiento 10 días del recubrimiento

  • Asintomático

Durante el internamiento, se solicitó revaloración por el servicio de Reumatología mediante un consenso face-to-face. Como parte del manejo, se administraron pulsos de Metilprednisolona a razón de 1 g cada 24 horas durante tres días, junto con suplementación de calcio y vitamina D. Al finalizar el esquema de esteroides, se indicó el uso de Ciclofosfamida. Después de un seguimiento de cuatro meses y considerando la evolución clínica del caso, se decidió realizar un trasplante esclerocorneal. En el control, a dos semanas posterior al procedimiento, el paciente se encontraba bajo tratamiento con Micofenolato 500 mg cada 12 horas y Prednisona 50 mg por vía oral cada 24 horas.

Al mes del trasplante y cinco meses después del inicio del padecimiento, el paciente acudió a seguimiento con el servicio de Reumatología, donde se detectó abundante secreción en el ojo derecho, acompañado de enrojecimiento ocular. Debido a estos hallazgos, fue remitido a Oftalmología para valoración, determinándose la necesidad de tratamiento quirúrgico mediante evisceración. Durante el proceso, presentó un paro cardiorrespiratorio que requirió ingreso inmediato a la unidad de terapia intensiva.

Abril 2025

OD OS
Av 20/20
PIO 13 mmHg
Schirmer 3 mm
BMC QPS
FO Exc. 0.4, retina aplicada

 

Tratamiento actual

El tratamiento actual incluye lubricante con lípidos cada 4 horas, Dexpantenol cada 12 horas, Doxiciclina 50 mg cada 24 horas, Micofenolato 500 mg cada 8 horas, Prednisona 5 mg cada 24 horas, Suero autólogo cada 6 horas y ciclosporina cada 12 horas. Los laboratorios normales (BH, PFH,EGO). Se programó una cita de seguimiento en un mes.

Sin duda, este caso ilustra la importancia del diagnóstico oportuno y del abordaje multidisciplinario en patologías oculares inflamatorias severas, particularmente en pacientes con antecedentes autoinmunes, donde la intervención temprana puede ser determinante para la preservación visual y la prevención de complicaciones sistémicas graves.

Ar de inflamación y otros demonios

Durante su intervención, la Dra. Cristina Pacheco abordó de forma integral la evolución, fisiopatología y manifestaciones oculares de la Artritis Reumatoide (AR), así como los efectos adversos relacionados con su tratamiento.

Un recorrido histórico en la comprensión de la AR

La Dra. Pacheco enfatizó la relevancia de las conferencias médicas y la documentación científica como pilares en la evolución del conocimiento clínico. Mencionó que las primeras descripciones clínicas de deformación articular datan del año 1017, mientras que fue hasta 1859 que Alfred Baring Garrod acuñó formalmente el término “Artritis Reumatoide”. El descubrimiento del factor reumatoide en 1937 por Erik Waaler, y la introducción de corticosteroides en 1948 para el control de crisis, marcaron hitos fundamentales en su manejo.

Epidemiología y fisiopatología: una enfermedad de impacto sistémico

La AR afecta a aproximadamente el 1% de la población mundial, con mayor prevalencia en mujeres (2 a 3 veces más que en hombres). La enfermedad se caracteriza por una respuesta inmunitaria compleja que incluye daño articular por metaloproteinasas, anticuerpos contra proteínas citrulinadas, y un rol clave del estrés oxidativo, que genera radicales libres con impacto inflamatorio en múltiples tejidos, incluyendo el ocular.

Asimismo, se discutieron otras enfermedades raras como la tripsis, de etiología aún poco comprendida, que parece tener mayor prevalencia en hombres y presenta patrones articulares y oculares particulares, con vascularización alterada y deformación progresiva.

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Manifestaciones oculares: más allá del ojo seco

Uno de los principales focos de la ponencia fue el impacto ocular de la AR. Se destacó que, aunque el ojo seco es la manifestación más frecuente, este puede agravarse por la pérdida de componentes protectores de la lágrima como cisteína, ácido ascórbico, glutatión y ferritina, y verse intensificado por factores ambientales y el estrés oxidativo.

Además, mencionó efectos adversos frecuentes del tratamiento inmunosupresor, como el uso de metotrexato, que puede generar fotofobia, blefaritis, edema periorbitario y, en casos severos, manchas algodonosas en la retina asociadas a pancitopenia. Resaltó también el riesgo elevado de desarrollar linfomas, incluidos los de presentación orbital, con terapias como los inhibidores del TNF-α.

El impacto ambiental y los desafíos diagnósticos

La Dra. Pacheco reflexionó también sobre el impacto de la contaminación ambiental en la superficie ocular, señalando que ciertos reactivos de nitrógeno pueden agravar los cuadros inflamatorios y contribuir a la progresión del daño ocular. En este contexto, advirtió sobre la dificultad de diagnosticar etopatías ópticas, como la escleritis, que pueden confundirse con otros procesos inflamatorios superficiales.

En relación con tratamientos más complejos, se discutió la necesidad de monitorear con atención los efectos de interleucinas, inmunosupresores e inhibidores del TNF, y de mantener siempre una alta sospecha clínica ante manifestaciones como edema palpebral persistente o panuveítis.

Una mirada humanista: enfermedad, aceptación y calidad de vida

Cerrando su participación, la Dra. Pacheco hizo un llamado a no perder de vista la dimensión humana de la enfermedad. Habló sobre la importancia de atender los efectos emocionales y sociales de vivir con una condición crónica, reconociendo los diferentes grados de aceptación, las respuestas individuales ante el diagnóstico y la necesidad de preservar la calidad de vida, incluso frente a tratamientos prolongados o procedimientos invasivos.

Este encuentro representó una valiosa plataforma académica para el fortalecimiento del conocimiento clínico y científico en oftalmología, reafirmando el valor de la educación médica continua y el trabajo multidisciplinario como herramientas clave para mejorar la práctica clínica y, en última instancia, la calidad de vida de los pacientes.

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